El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20060329

oh, qué gusto volverte a encontrar tan bonita guapa y tan jovial...

Antier, día 27 de marzo se cumplio un año de la partida física del ídolo de Matamoros, el cantante de los lentes ahumados, el del sonsonete aguardientoso y seriedad en rostro y peinado: Rigo Tovar. Grande entre los grandes, Rigo es paradigma de superación y retozo, como buen mexicano supo llegar desde su humildad hasta la gloria para bebérsela, fumársela, inhalarla y fornicarla, dejando hijos a diestra y siniestra. Su legado genético no es lo más grande que nos ha dejado, aunque sí bastante amplio, a Rigo lo recordaremos por haber encumbrado la música tropical en épocas en que el público se encandilaba en baladas sonsas y música disco marica. Rigo Tovar fue de los primeros en conglomerar a miles en bailes masivos: bajo la lluvía, bajo el sol, en pistas, arenas, estadios, plazas, todos bailando con la manita alzada y el brinquito típicos de la tachunta setentera y ochentera, ni el mejor bailador de break dance actual podrá emular y lograr la coordinación psicomotriz de un tepiteño, un tacubo o un tijuanense bailando cumbia saltada. A Rigo le dedicaron uno de los primeros documentales cinematográficos en nuestro país, todavía se puede ver en el canal 9, otrora canal cultural de la sociedad, y disfrutarse con nostalgía y risa. Rigo nos regaló grandes versiones de clásicos del romance mexicano como "Vereda tropical" y "Nocturnal" sólo comparables con las versiones cósmicas del gran Juan García Esquivel. También nos legó verdaderos covers de sublime sonido de canciones de Agustín Lara como "Solamente una vez" y del folclor latinoamericano como "La múcura", "La engañadora" o "El pájaro chogüi" si me agarran desprevenido no recordaría que también incursionó en la música ranchera con todo y mariache tropical. Recordamos también sus canciones clásicas, las que él mismo escribio, abrevando en la más pura tradición nacional del humor involuntario, dejando para la posteridad letras y melodías de lo más kitsch como "Mi amiga, mi esposa y mi amante", "La sirena" (así se llama aquella de: tuvimos un sirenito justo al año de casados...), "Oh, qué gusto de volverte a ver", "Mi matamoros querido", "Acapulco" y tantas, tantas otras que llenan el imaginario colectivo de los que viajan en colectivo. Por siempre quedarán en nuestro recuerdo su brinquito de alegría y su saludo jipiosón. Rigo, como la mayoría de los ejecutantes de la mexican freak music, tuvo una vida trágica que emepzó xon su paulatina ceguera y terminó el día de su funeral con varias viudas, hijos legítimos y bastardos peleando por el cadáver y las cenizas.
Rigo, que nada te turbe que nada te espante, sigues vivo en tus discos y en nuestro amor.

1 Comentarios:

Blogger Juan Zamora Ayala dijo...

EL MAESTRO RIGO TOVAR, SIEMPRE SERA RECORDADO POR SU PUEBLO COMO EL NOS LLAMABA, ES UNO DE LOS MEJORES INTERPRETES Y COMPOSITORES CON ARRAIGO CON LA RAZA.

MURIO LA PERSONA Y NACIO LA LEYENDA.

DESNCANSA EN PAZ, MAESTRO, DESD MONCLOVA SE TE RECUERDA CON AFECTO Y AMOR SINCERO

marzo 11, 2010 11:00 a.m.  

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