El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20090323

Happy birthday to you

Las niñas que nacieron ese día, este fin de semana bailaron vals y cortaron pastel. Llegábamos de nadar, el más pequeño de Casa Tellas rondaba los siete años, los mayores teníamos un par de meses contestando "once" cuando se nos preguntaba por la edad. Entonces, en mi casa había sillones en la sala y un biombo de laca michoacana dividía el comedor de ésta, lo que no obstaba para que en toda la planta baja de la casa se escuchara el sonidazo que dos grandes bocinas emitían. Fragmentos de un pastel de Sanborns esperaban sobre la mesa entrar al refrigerador, al pequeño frigorífico que durante años satisfizo las necesidades de congelamiento y conservación de alimentos de la familia. La tarde transcurría entre algunas tareas escolares y el noticiero de Javier Solórzano, de pronto un tono serio en la voz del locutor juntó a la famila entera en la mesa, anunciaba rumores sobre un ataque al candidato del PRI a la Presidencia de la República, no daba datos precisos: "parece ser", "estamos esperando información", "el ataque aparentemente fue con una botella", "hubo una riña al terminar el mitin", conforme los minutos pasaban las frases eran más fuertes, pero igualmente vagas: "atentado", "ambulancia", "hospital", "el agresor portaba un arma". La telefonía celular fallaba un poco más que ahora, la comunicación entre el estudio desde donde trasmitía Solórzano y la reportera en Tijuana era imposible, las líneas se saturaban y el internet era un sueño (ya había, pero no se utilizaba para estos fines). 1994 aún era joven, pero había comenzado abruptamente para los mexicanos, por lo que cualquier indicio de sangre en las noticias era motivo de angustia y de morbo, sobre todo lo segundo. Se apagó la radio, mi papá encendió el televisor de su pieza, acabando así la celebración por su aniversario, para darse cuenta que Jacobo Zabludovsky ya aparecía en casi todos los canales hablando por teléfono con Talina Fernández quien desde un hospital de Tijuana no podía contener los nervios que se le escapaban por la boca en forma de muletillas y traspiés. De pronto, a cuadro, los candidatos del PAN y PRD expresaban su repudio a los actos violentos, ya estaba confirmado el atentado: por lo menos una bala había traspasado el cráneo del Lic. Colosio, en Los Pinos el presidente se reunía de emergencia con su gabinete, miles de personas eran movilizadas a la sede del PRI en Insurgentes Norte para colocar veladoras y llorar a cuadro cuando Jacobo se enlazaba hacía ese sitio. México inauguraba esa noche la violencia política y social con la que se abre paso en este siglo XXI. No lo sabíamos, era más importante compadecer a la esposa del candidato priísta que lloraba en el pasillo del hospital sin que los reporteros repararan en su presencia, escuchar los datos que, a cuentagotas y con línea abierta desde el quirófano del hospital, soltaba Liébano Saenz, vocero de la presidencia. Ya desde la cama, en un intento por dormir, nos enteramos, primero en voz de Talina, luego oficializado por el lic. Jacobo, del fallecimiento de Colosio. La mañana siguiente la ciudad se escuchaba hueca, en la escuela se izó la bandera a media hasta y nos obligaron a guardar un minuto de silencio por alguien que se había vuelto héroe por morir al ritmo de quebradita.



Post Tenebram, Spero Lucem.

Etiquetas: , ,

2 Comentarios:

Blogger El Chico YeYé dijo...

Imaginate morir con: "Y la Chona se mueve, al ritmo que le toquen, no hay mejor que la Chona para la quebradita" :-S o seaaaaaa!!!

abril 06, 2009 12:27 p.m.  
Blogger EL PÁVIDO NÁVIDO dijo...

Por eso Salinas tuvo el buen gusto de elegir un éxito de Benny Moré tornado quebradita para el momento culminante, que diga fulminante de la carrera política del de Magdalena de Kino.
Saludos.
El P.N.

abril 06, 2009 12:35 p.m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal


adopt your own virtual pet!