El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20090410

Apunte para un soneto acapulqueño desde Tlalnepantla, un viernes santo

Un viernes ¡ay!, después del de Dolores
hállome entre el silencio y el hastío
de una casa olvidada por el frío
que es nido de calor y sinsabores.

Extraño, pues, del mar turbios olores,
de Acapulco sus olas griterío
y el bar de Cocoloco siento mío
-llorando entre las ya marchitas flores-.

Quisiera en mi espalda un par de manos
nativas, caudalosas y marinas
curando mis estreses casquivanos

muy lejos de tristezas citadinas;
brindar con mis amigos, embriagarnos
y que suene en teclado La Bikina.

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2 Comentarios:

Blogger Julio César Toledo dijo...

Ora sí que, como dijera don Jacobo, buena rima...
Qué hondo se nos ha quedado ese lugarcito...
Abrazos!

abril 13, 2009 5:53 p.m.  
Blogger edegortari dijo...

Ya saca un libro de sonetos. Y ya vi que repetiste en P en Línea. Me gustó el texto. Saludos.

mayo 14, 2009 6:28 a.m.  

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