Vive, vive feliz en el mundo sin que nadie perturbe tu mente, te pondremos un laurel en la frente, mucho oro y las perlas del mar...

¡A la bio, a la bao, a la bim bom ba, Doña Carmen, Doña Carmen ra ra ra!
Vaya desde aquí el más sentido, alegre, alburero y cariñoso de los homenajes para Carmelita Salinas, por setenta y cinco años de vida, risa y prosodia arrabalera.



Oda

Te quiero aunque te llamen

pervertida…

Agustín Lara

Vestida de color de rosa,

bonita como caprichosa,

como mariposa en un lago azul.

Enrique Valencia

¡Párense putos,

agarren a esos pinches ratas

hijos de la Chingada!

Diálogo en Todo el poder

Mítica,

como los caldos de Indianilla,

camina por el foro

con el garbo de señora

que con llaves en la mano

y monedero al seno

regresa fragante del mercado.

Habría que oír su voz

cayendo sobre el micrófono

para recordar a la dama

que talla en el lavadero,

con los pulmones a cuestas,

los puños de una camisa

y, aún, refresca la mañana

en alguna canción.

No hay quien se embriague

como ella,

aún beoda, conquista, galana

en una risa de pueril trazo,

y la mirada altiva

de portar una estola.

El danzón en sus pies

preciso y tropical

es la marcha por vivienda;

el barrer de la portera,

la tarima de carpa

donde el albur, es

corro de infancia.

Que cante,

que baile,

que miente madres.

Pero

que no llore,

que no llore Carmen

Una sola de sus lágrimas

bastaría para cimbrar a la Patria

y aniquilar hasta las mejores familias.

Sus sollozos callarían

por siempre la esperanza del:

Mexicano, ¡tú puedes!

El rumor de su llanto

demolería cada una

de las últimas pulquerías.

Que cante,

que baile,

que miente madres.

Pero

que no llore,

que no llore .

Que no llore Carmen,

Que no llore Carmen Salinas,

¡Que viva Carmen Salinas!