El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20080605

tú eres el lirio, ven dame tu perfume/ yo soy la fuente y déjame correr


Vaya desde éste, el blog del mero mero sabor a pipian de conejo, el más sentido homenaje a la Reina de la Canción Texana, la gran Lydia Mendoza. Recién nos enteremos de su muerte, ocurrida en diciembre pasado, y con algunos discos que nos han allegado a nuestras manos hemos comprobado la emoción que significa escucharla.

Lydia nació en el lejano 1916 en Houston, allende el Bravo, pero como muchos de los habitantes de aquel lado del río, en realidad era mexicana, sus costumbres, ascendencia y raíces se habían cimentado mucho antes de aquellos tratados de Guadalupe-Hidalgo que extendieron la frontera gringa más al sur de lo deseado.

Desde muy joven Lydia Mendoza comenzó a tocar y cantar el repertorio norteño (sureño para lo gringos) para recorrer fiestas, rancherías, ferias, concursos e inauguraciones radiofónicas, acompañada de su característica guitarra de doce cuerdas y una voz de justa agudeza que preservó hasta el final.

Con la década de los treinta transcurriendo, Lydia era ya una importante personalidad del mundo del espectáculo fronterizo. Hoy en día muy pocos de este laredo la recuerdan, la memoria de sus canciones y presentaciones en vivo quedó más bien arraigada entre las primeras generaciones de inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos en busca del sueño americano de mediados del XX.

Lydia Mendoza continúo con la tradición musical mexicana, interpretando de una forma muy peculiar el cancionero tradicional mexicano: Delgadina, Cielito lindo, Pajarillo Barranqueño, Cómo de que no, Bandera mexicana, Cuatro milpas, Tú dirás, El lirio (de las preferidas del Pávido Návido), Adelita y La Feria de las Flores son sólo algunos de sus éxitos más aplaudidos.

Pbviamente, como buena cantante de la música mexicana se echó sus adoloridas y tequileras: Hace un año, Mujer paseada, Puñalada, Lágrimas de vino, Celosa, Por una mujer ladina, Al pie de tu reja, Por qué te vas, Mal hombre y Para morir iguales son ejemplos de aquellas canciones rencorosas, que sin embargo, en su voz se escuchan menos reclamadas pero más tristes.

Y, como Doña Lydia fue contemporánea de Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Cuco Sánchez, Chucho Monje, María Greever, Guty Cárdenas y casi todos los que han hecho grande la lírica mexicana, por supuesto que interpretó sus temas: Piensa en mí, Silverio, Novillero, La cama de piedra, Día nublado, Júrame, Nunca, Cuando el destino, Collar de perlas, Besando la cruz, Prisionera y una larga lista de canciones que constituyen el cancionero de oro de la mexicanidad.
Además, Lydia Mendoza le entró a la composición y de su inspiración tenemos: Amor bonito y Lejos de ti.

En esta ciudad donde hay tantas calles Colosio y Retorno 1, esta loable dama merecería tener su rua, aunque sea por el rumbo de Las Mañanitas.

En el video la acompañan los famosísimos Alegres de Terán, densen un quemón (y si van a quemar inviten). Post Tenebram Spero Lucem.



Etiquetas: , ,

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal


adopt your own virtual pet!