Para no entristecer con la lluvia, El Pávido Návido sugiere

Para que se cultiven un poco más queridos lectores, el Pávido Návido trae hasta ustedes esta recomendación a ustedes que no salen de la Nezahualcóyotl los sábados y la M. Ponce los jueves. La Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar de Venezuela (el nombre es casi tan largo como el de la Vela de la Santa Cruz del Cielo Lado Norte Baila Conmigo.com, pero es igual de potente) dirigida por Gustavo Dudamel grabó recientemente una selección de piezas latinoamericanas, muchas de ellas nacionalistas (muy a su modo) en cada uno de sus países, lo que resulta en un mosaíco bien bolivariano para festejar la música de concierto de nuestro continente. Clásicos de la latinoamericanidad como Sensemayá de Silvestre Revueltas, las danzas de La Estancia de Alberto Ginastera y Marcariteña de Inocente Carreño se entrelazan en la precisión de una batuta a punto del desborde. La Orquesta Simón Bolívar hace gala de grandeza (en número y calidad) y evidencia los alcances que el arte puede tener en la vida de quienres han nacido sin nada (busquen sobre la historia de la orquesta). En este disco se entrega la que al parecer de los oídos de artillero del Marqués de Monfi es la mejor interpretación, hasta el momento, del Danzón No. 2 de Arturo Márquez, cadensiosa, metalera y exacta, suena casí casí a la Ciudadela en sábado al mediodía. Y, para rematar, el disco termina con el Mambo de Leonard Bernstein que se antoja para año nuevo. Corran a la tienda de discos de su preferencia (cualquiera que sea su elección contribuirán a que todo México sea territorio telcel) y pidan este disco, se sentirán escuchando a Los Sonor´s con un aire de Blas Galindo.


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