El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20090919

fue en la estación del Metro Balderas...

Hace unos diecinueve o veinte años, después de escuchar misa en la Basílica de Guadalupe, mientras abordábamos la Caribe de mi abuelo, un sismo sacudió el valle de México y asustó a mi abuela de una forma que yo no podía comprender, no por lo divertido que resultaba para mí que el suelo se moviera tan desaforadamente. Con los años y las pláticas de los adultos fui dimensionando el horror que la madre de mi madre siente cada que el suelo trepida u oscila o realiza ambos movimientos.
Yo nací antes de que los simos de 1985 terminaran con la otrora Ciudad de los Palacios, pero para ese entonces era tan escuincle que no recuerdo ni siquiera las navidades de ese año, que según cuentan fueron especialmente deprimentes.
A mi generación le tocó aprender del recuerdo, a dimensionar la tragedia por las pláticas de los adultos y el temor en los ojos de nuestras abuelas cada vez que tiembla. Inauguramos los simulacros de sismo en los centros escolares, aprendimos a identificar salidas de emergencia y a repetir en voz baja "no corro, no grito, no empujo".
Conocimos el Centro Histórico en condiciones de llanto: "ahí estaba el Hotel Regis", "mira cómo quedó ese edificio, la fachada era hermosa", "¡Tan rico que era desayunarse en el Superleche!". El temblor nos tocó en las esquinas donde los campamentos para damnificados permanecieron casi veinte años; en las misas que año tras año se realizan en Tlatelolco, en los cines, teatros y comercios que permanecieron cerrados todo este tiempo y hoy se erigen en sendos compelejos habitacionales.
Hoy, 19 de septiembre de 2009, a unos meses de celebrar los inicios de la Independencia Nacional, un país nos sobrepasa en lo telúrico, lo acuático y lo humano, no son necesarios 7.9 grados en la escala de Richter para recordarnos la fragilidad de nuestra ciudad, de nuestro país, de cada uno de nosotros. Con la impunidad y la impudicia de un sistema de transporte colectivo atestado, la muerte aparece en los momentos menos cómicos y más anticlimáticos para seguir señoreando en esta, su Capital en Movimiento.


adopt your own virtual pet!