El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20110427

Nueve libros para regalar el 30 de abril

El sábado es 30 de abril, Día del Niño. Un momento triste porque es el único día del año en que muchas personas piensan en la importancia de ese segmento de la población que se encargará de cambiarnos los pañales y atendernos en las oficinas para jubilados dentro de algunas décadas. Yo soy de la idea de no tener hijos, odio los infames gritos infantiles en salas de espera, aviones y restaurantes, me caen mal los vecinos de dos pisos debajo del mío que juegan futbol en el micro pasillo del edificio. Sin embargo sé que ninguna de esos comportamientos son imputables del todo a ellos. Como en todo, los adultos somos culpables de ello, por eso creo que quienes tenemos el privilegio de que nos funcione medianamente el cacumen, tenemos la obligación de crear espacios en los que los niños que ya están aquí tengan la oportunidad de divertirse, imaginar y pasarla bien, eso incluye no molestar al resto del mundo.

El asunto pasa por muchas aristas: desde alimentarlos con gusto e imaginación, vestirlos con decencia que no está peleada con la diversión –¿qué es eso de vestir a las niñas a la ninel conde?-, darles juguetes con los que realmente puedan jugar, pensar en una educación responsable, ver la tele con ellos para descubrir juntos las pendejadas y las cosas chingonas, procurarles espacios seguros para correr y descarriarse, y, por supuesto, dejar a su alcance los mejores libros para que despierten todo aquello que la lectura profunda y placentera despierta en el cerebro humano.

Para ustedes que están rodeados de niños y no tienen la amargura de este
escribiente, comparto nueve de los que a mi consideración son de los mejores libros editorialmente pensados para niños. Si no tienen infantes a su alcance, cómprenlos para ustedes, finalmente las obras de arte apelan a todos los seres humanos que lo sean.

El orden es aleatorio, la sugerencia de edad es solamente una guía para quienes tienen problemas con aquello de las palabras por minuto. Y sí, algunos libros son de cuates míos, pero ¿y qué, ustedes no admiran a sus amigos?



Emiliano, Jairo Buitrago y Rafael Yockteng, Babel, Bogotá. Acompañemos al niño protagonista a recorrer las grises calles de una ciudad, que colorea con su imaginación y la compañía de un interesante amigo, que vuelve todo más sencillo y divertido. (Lo disfrutarán todos, pero si tienen entre cuatro y seis años se identificarán plenamente con el protagonista)



Una mascota inesperada, Karen Chacek y Manuel Monroy, Castillo, México. Los niños urbanos de departamento siempre tienen la esperanza de una mascota, de compartir la vida con algún ser que reciba el cariño y regrese fidelidad. Aquí el protagonista encontrará la mascota más empática que pueda encontrar un frágil pequeño. (Un cuento sencillo y conmovedor para todos, más para los niños que entran a la primaria y utilizan lentes)




Cuando las panteras no eran negras, Fabio Morábito y Abraham Balcázar, Fondo de Cultura Económica, México. Con una prosa magnífica se reconstruye la fórmula y estructura del mito para contar la historia fundacional de una especie tan misteriosa como fascinante: las panteras. Una excelente formación de personajes y atmósferas. (Leído en voz alta por parte de algún adulto lo aguantan, por capítulos, niños de 7 en adelante, para leerlo por sí mismos, está rebien para chavitos de 11 y 12).



República mutante, Jaime Alfonso Sandoval, SM, México. Todos en algún momento queremos irnos de nuestra ciudad al sitio ideal. Y todas las familias tienen defectos que no siempre nos enorgullecen en público. A esto añadimos un poco de distopía en una isla extraña y tenemos una divertidísima novela costumbrista, de ciencia ficción y de un futuro que parece que ya pasamos. (Leerla junto con chavos de doce en adelante puede resultar lo más divertido, si tienen chavitos de nueve y diez muy ácidos, también la disfrutarán).



Barco de papel, Jorge Luján y Julia Friese, Fondo de Cultura Económica, México. Los barcos de papel son uno de los juguetes más lindos, por su sencillez y por la posibilidad de dimensionarnos en el mundo a través de un charco o una tina de baño, como le sucede a la protagonista de este poético libro que navega a su interior. Las ilustraciones nos llevan, de verdad, a nuestro propio mar. (Un libro para todos, toditos).




Madrechillona
, Jutta Bauer, Loguéz, Salamanca. ¿Quién no ha recibido un señor regaño de su señora madre? El pingüino de esta historia sufre tal regaño que se desintegra y cada parte de su cuerpo llega a algún sitio distinto en el mundo, hasta su “pompis”. La madre hará todo lo posible por rehacer a su pequeño, y pedirle disculpas. La ilustración, tierna y llena de referentes, hace al libro. (Los adultos se reirán, los pequeños de tres a seis años se reconfortarán bastante)



Los tres erizos, Javier Sáez Castán, Ekaré, Caracas. Un trío de erizos irrumpe en un huerto buscando moras. Este es el inicio de una gran farsa que terminará con el pueblo entero volcado contra los erizos. El texto y las ilustraciones están llenos de guiños divertidos. (Niños de ocho o nueve años pueden divertirse bastante, señores de más de veinticinco se morirán de risa y luego se pondrán serios).



¡Casi medio año!, Mónica B. Brozon, SM, México. Un niño decide llevar una relación de las actividades de cada día, además de las reflexiones sobre éstas y sobre lo que piensa de los adultos. El protagonista narra las aventuras que desencadenan sus travesuras, los sentimientos que le despierta su primera novia y las vicisitudes de tener una pequeña hermana. Una estimulante escena de viaje por el metro chilango le da un toque de persecución a la novela. (Para los adultos que han olvidado su infancia es un excelente texto, para chavos de ocho a once puede resultar muy alegre).



Los inventos de Gelasio, Óscar Martínez Vélez y Alejandro Magallanes, Norma, México. ¿Por qué será que cuando somos niños creemos que los inventores no se fijan en lo que queremos? El protagonista de esta serie de cuentos es un niño que decide él mismo inventar aquello que le hace falta para ser feliz, incluso una máquina que le cambie los pañales a su hermana. El desparpajo y la creatividad son características de este texto carcajeador. (Digamos que los chavitos de 8 a 11 se reirán de lo lindo, si los adultos se los leen, todos se reirán).

Y el pilón:




El libro de los garabatos, Taro Gomi, Fondo de Cultura Económica, México. ¿Están hartos de buscar un libro para dibujar con actividades decentes, sin ñoñerías y obviedades? Sinsalabín, aquí está el libro que han buscado, ¡y tiene dos tomos! Ármense de un buen juego de plumines, unas crayolas de colores interesantes y lápices de las más variadas tonalidades y a garabatear. (Si ya pueden trazar sobre papel, ya disfrutarán el libro, si ustedes lo sueltan, claro. Envidiosos).

Ahora, si no encontraron ninguno, la lista se amplia:

Winnie Pooh, A.A. Milne, Valdemar (no, no es de Disney)
Un lunes por la mañana, Uri Shulevitz, Fondo de Cultura Económica
En donde viven los monstruos
, Maurice Sendak, Alfaguara
La cosa perdida, Shaun Tan, Barbara Fiore
Los cretinos, Rohald Dalh, Alfaguara
La verdadera historia de Caperucita Roja, Antonio Rodríguez Almodóvar, Kalandraka
Caperucita Roja, Hermanos Grimm y Kveta Pacovská, Kókinos
El diablo de los números, Hans Magnus Enzensberger, Siruela
Santiago, Federico García Lorca y Javier Zabala, Libros del Zorro Rojo
Caperucita en Manhattan, Carmen Martín Gaite, Siruela

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