Ya es hora de hablar de poesía, de quienes la leen, de quienes la hacen y demás temas conexos. Así que este blog continúa la expansión de su derrotero para darles a ustedes, bienamados lectores, el bonito comentario sobre la vida que ustedes merecen.
Resulta que invitación del Corsario de la Mixteca, el menos muxhe de los poetas muxhes de esta capital, maese Iván Cruz, asistí a una lectura de poesía en Casa de Lago. Después de la tracicional comida de los miércoles a la que asisten finas personas como el Pávido Návido, me dirigí al recinto de Chapultepec para escuchar los textos de los poetas que ahí se darían cita, entre ellos el ya citado oaxaqueño y el no menos ponderado Luis Paniagua compadre de este blog y decano de aquella reunión. Todo iba bien y se puso mejor, a puntual hora inició el acto cuya dinámica fue la de rolar la palabra cual carrujo, estableciendo un diálogo entre los poemas de los novísimos y los nada novísimos creadores. Cabe resaltar el nivel de organización del grupo Debrayativa, los auspiciantes del convite literario, es una mentada de madre para los cenáculos quezque consolidados lo que este grupo de bachilleres está haciendo. Es de celebrar que las reuniones a las que convocan no sean la pasarela de vanidades a la que nos han acostumbrado tantos otros colectivos, no se extraña la antagonía ni la rivalidad.
La mesa del miércoles 21 fue integrada por Iván Cruz, Iván Ortega, Armando Ayala, José Manuel Serrano, Luis Paniagua y Samuel González. Todo fue muy serio pero el ambiente de examen profesional no fue obstáculo para sorprenderse con el material de los más jóvenes, cuyo trabajo denota eso: trabajo, lectura, compromiso. La mesa jamás bajó de nivel. Al final hubo café y galletas.
Como la idea le gustó al Marqués de Monfi, su asistencia se dejó notar en la mesa del día de ayer miércoles 28, para escuchar a los ya conocidos Inti García y Rafael Mondragón que compartieron cartel con Daniel Malpica, Eliud Delgado, Eduardo de Gortari y Aurelio Meza. Otra vez la sorpresa apareció de forma grata al escuchar los pasos firmes con los que avanzan los nacidos a fines de la década de los ochenta. Los tópicos de siempre en la poesía son tratados en los textos de estos entusiastas desde el ángulo urbano en que vivimos. También hubo café y galletas y, durante la lectura, una especie de poesía coral dirigida por el buen Rafita que se empeña en escribir poemas para ser leídos en radionovela.
Vientos (y no precisamente en vela) a los debrayativos por sus Ecos (así se llamaba el numerito). Post Tenebram Spero Lucem.
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