El Pávido Návido y el cordón del churumbel

20070830

Lo recomendó el Pávido Návido

Amables lectores, primero les ofrezco una disculpa por estos días de ausencia, la fortuna le sonríe a este escribiente en forma de trabajo. Gracias por haber mantenido el promedio de visitas a pesar de que no se actualizaba el contenido de este blog, con su bondad liberarían ánimas del purgatorio, si éste todavía exisitiera, pero como el papabenedicto ya nos dejó sin ese subterfugio de clemencia para las almas, se quedan chiflando en la loma y leyendo estas líneas. Así pues, el Pávido Návido les hace una entretenida recomendación para que se pongan a leer en vez de estar viendo qué carajos le pasa a Gaviota (si quieren ver Gaviota, mejor avísenme y nos ponemos de acuerdo) y al resto de los personajes de Destilando amor, ¿a poco no se acuerdan del final de café con aroma de mujer?, pues va a pasar lo mismo pero aka, con paisaje de sectur al fondo y harto maquillaje. Bueno, el libro que ahora recomendamos es uno de los primeros títulos que explotan el humor, la ironía y la crueldad para divertir a los lectores jóvenes, jovencísimos. Se trata de Pedro Melenas un conjunto de narraciones versadas y rimadas que compuso el aleman Heinrich Hoffmann (no confundir con E.T.A. Hoffman, el del El príncipe Cascanueces y los ratones) para regalárselo a su pequeño de tres años ante la nula oferta de libros divertidos para niños en la Alemania de mediados del siglo XIX. El mismo Hoffman realizó las ilustraciones del librito que obsequió para navidades a su hijo, pronto un visionario editor le pidió el libro para publicarlo, en la actualidad es considerado uno de los más importantes títulos que se han escrito para niños por su originalidad y por adelantarse a su época, tanto por la burla a la educación tradicional como por la manera tan sarcástica en que aborda los temas. Para muestra la historia que aquí dejamos para ustedes. El libro es sumamente entretenido, pero seguramente será más entretenido encontrarlo:
Hoffmann, Heinrich. Pedro Melenas. Trad. Víctor Canicio, Olañeta, Barcelona, 1987 (Erase una vez...).
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20070821

Hoy por ser día de tu santo te venimos a cantar...

Muchas felicidades a todos los que llevan el portentoso nombre de Luis, empezando por el santo patrono de Ayucan, Villa de Jilotzingo, Estado de México: San Luis Obispo, seguido de los padres de este venerable bloguero y el resto de finos tocayos.




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20070816

pero sigo siendo el rey


Calamaro siempre tiene una buena rola para ocasiones como esta:

Elvis está vivo, me lo dijo un amigo

cuando el sol empezaba a caer.
Está en el cuarto forado,
de leopardo dorado,
se queda viendo su propio funeral.

En Memphis lo saben todos,
pero es gente muy discreta y no dicen nada.
Será mejor así.
Sera mejor así.

Elvis está vivo, eternamente dormido
en un inodoro de cristal.
Elvis está vivo, se escribe cartas conmigo
cuando el sol empieza a caer.

Bob Dylan también lo sabe,
Pero Bob es muy discreto y no dice nada;
Sera mejor asi.
Sera mejor asi.

Elvis esta vivo, esta lavando la limo
cuando el sol empieza a caer.
Supongo que está en su casa
en una bata de seda
mirando diez canales a la vez.

En Memphis lo saben todos,
pero es gente muy discreta y no dicen nada;
Será mejor así.
Será mejor así.
Será mejor así...

Post Tebebram Spero Lucem.


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20070813

[...] ese soñaba en trabajar para ayudar a su pobre mamá

Hoy trece de agosto se celebra la Jornada Mundial del Zurdo, se conmemora la caída de Tenochtitlan en manos españolas, es onomástico de Hipólito, Aurora y ¿pasan ustedes a creer? de Ponciano, por si esto fuera poco Don Fidel Castro Ruz cumple ochenta y un años; y para rematar la lista de efemérides el más pequeño de los expósitos de los padres de este bloguero cumple su mayoría de edad universal. Veintiún años se dice fácil pero para él han sido más fáciles y esque eso de nacer en plena vacación es como para holgar toda la vida. Aún recuerdo cuando fuimos a bordo del coche de mi abuelo a conocer a mi pequeño hermano, en la radio sonaba "No controles" versión Flans y las Torres de Satélite me parecían enormes elevadores. Un abrazo para el festejado, que la dicha esté presente en su vida y que invite los güisquis y los ribais en algún restorán del sur. En las gráficas una breve comparativa entre unas décadas atrás y la infame actualidad. Post Tebebram Spero Lucem.






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20070808

¿qué te pasa Policarpo? -Me pasa cada vez que escucho a Chava Flores

Foto tomada de www.chavaflores.com


Seguimos con don Salvador Flores Rivera, en esta ocasión damos el top ten de las mejores rolas de tal trovador urbano según el inefable Pávido Návido. ¿Sabían que Luis Miguel grabó una canción de don Chava? la persona que tenga la gentileza de acercar a este escribiente dicha material fonográfico será acreedora a una gran recompensa cortesía de su servidor: una larga vida y dos bolsas de dinero para que jueguen al millonario.

10.
Tomando te, versión inigualable del calambur villaurrutiano (y mi voz que madura, y mi voz quemadura...) llevada a un contexto cachorrón y antojadizo (no quiero tomar café porque el café quita el sueño lo que quiero es tomar te pues tomando te me duermo...).

9.
Cachito de retrato, si al amor le cantaron Virgilio, Nezahualcóyotl, Quevedo, Shackespeare y si en bolero se expresaron Agustín Lara, Guty Cárdenas, Pastor Cervera ¿por qué Chava Flores no? en esta cancioncita triste triste nos entrega una historia de despecho e introspección, alejada de las crueldades de La puerca o Ingrata pérfida (Un día que estaba triste / te quise otra vez ver ; / cachitos de retrato: ¡con qué ansia los pegué!).

8.
La jardinera de la paletería, si alguien hubiera sabido las cifras actuales de madres solteras y de explosión demográfica hubieran tomado a Chava Flores cual sibila y quizá todo sería distinto, aparte de eso esto esta sabrosa rumba es un lujo para sacudir la polilla y acercarse a las chamacas para incrementar el calentamiento global (No importa que pierdas un cariño / le pones Jorge al niño / que ahora tu amor va a ser...)

7.
Los pulques de Apán, (ricos curados de tuna y melón, / avena, piña, de fresa y limón; /su carbonato pa´l tlachicotón, jarro caliente, tarrito o camión...) Cualquier canto al alcohol es digno de cantarse con frecuencia, si la bebida en marras es una libación de los dioses, la frecuencia debe ser diaria y la ingesta con mayor razón. Salud. No se hagan rosca e inviten al Pávido a por unos tlapegües antes de que clausuren todas las pulcatas de la ciudad, tan rico que estaba el curado de pistache en Duelistas pinches mariguanos, aguántensen a una azotea, no maloren los cubiles -disculpen apreciados lectores, tenía que echar mi pus-.

6. El hijo del granadero, ¿cómo no dedicar alguna canción a la protesta social? esta letra compuesta hacia 1969 (¿a propósito de qué?) expresa el amor de Chava Flores por las instituciones garantes de la paz social y el estado de derecho que, para fortuna de las buenas conciencias lo llevaron a pisar cana en algunas ocasiones, la letra no está exenta de albures, ¿por qué ya nadie la canta? (Mi padre era granadero, / vendía granadas como no veas; / si tu padre es un bombero / no vende bombas, no más bombea. / Si te fijas en mi mami / la ves chapeada como granada / si te fijas en la tuya / la ves bombeada, no bombardeada...)

5.Cuento de hadas,
la ternura de Chava Flores no estaba peleada con sus ganas de pitorrearse de todo y en tiempos de carestía -en México siempre son tiempos de carestía y dicen que antes a los perros se les amarraba con longaniza, ¡pus no jueguen!- no se podía más que imaginarse a los reyes y las reinas y las hadas de los cuentos igual de jodidos que uno, este cancioncita tuvo sus versiones para alguna película del Huracán Ramírez, es muy bonita, especialmente en voz de Amparo Ochoa (Y la reina lloraba y lloraba, poin, poin, / con un perro pulgoso a sus pies, poin, poin, poin, poin, / y de pronto aparece un hada poiiiin, que ha dejado a la reina de a seis...)

4.El cumpleaños de Escolapia
, ¿a poco no se acuerdan de esas fiestas infantiles en un departamentito del infonavit con niños por todos lados embarrando el contenido de las marinas y las hojaldras en cortinas y sillones y luego ya más tardecito las rolas de josé josé y un olor a bacardí que invitaba a la concurrencia a retirarse? Esta crónica es más bien un corrido trágico, para citar a los clásicos: "hay más orden en una película de Buñuel" (Mr. Burns) la alegría de la música contrasta con la ruindad del comportamiento infantil descrito por Flores (ya no llores Gasparín no hay jaletina, / ni me ensucies con las manos el mantel. / La pelancha ya se fue hasta la cocina / a comerse los gorritos de papel...) además usa una palabra de mi abuelita, la jaletina, la pura neta.

3.
El apartamiento, esta impresionante oda a los departamentos de rentita congelada constituye también una bonita canción de amor, la descripción de un piso de interés social es una de las mejores crónicas urbanas sobre el tema, pinta de una pieza a millares de edificios de las colonias otrora de abolengo y a partir de la segunda mitad del siglo XX en declive económico, político y moral, tales como Escandón, Peralvillo, Tabacalera, Romita, Narvarte, Juárez... qué Cristina Pacheco y ni que su José Emilio, esta rola de veritas que es la vereda tropical (Contrato forzoso de un año/ cocina, recámara y baño/ un poco de sala / y su buen comedor...)

2.
La chilindrina, este corrido de ritmo chabochón y cadencia necesaria para bailar de a cartón de chela es uno el inventario gastronómico de México con más diversión y candela, el Chava se vació en esta rola en la que escribe una carta de amor a Concepción (aka Concha) y aprovecha los nombres de las piezas de pan, antaño más variadas que en el chedraui o en la espiga, para su composición lírica (A mi chorreada la quiero ver polveada / todita apastelada, aquí en mi corazón; / Concha querida, te ves entelerida, / pareces monja juida tú que eras un volcán)

1.
El retrato de Manuela, esta canción, considerada por El Pávido Návido como la mejor canción de Chava Flores, fue compuesta en 1955 y platica de las peripecias que pasa Manuela -háganme el soberano favor- para retratarse bien guapota para su querido Fidel, canción cómica donde las haya que pone de manifiesto la padrísima costumbre aspiracional de la patria mexicana. (A Manuela su retrato le pidió el novio Fidel / y se fue emperifollada a retratarse para él / se pintó cuatro lunares, se quitó cofia y mandil / y mandó a hacer seis postales / tres de frente y tres perfil / y pensó en dedicatorias pa' Fidel el abañil. / Cilck, click, click...)

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20070806

cuida tu chico convida tu papá ya bien...

El día de ayer, se cumplieron veinte años del fallecimiento del más grande cronista de la Ciudad de México, que junto con Francisco Cervantes de Salazar, Artemio del Valle Arizpe, José Joaquín Fernández de Lizardi, Salvador Novo, Carlos Monsiváis y Armando Ramírez, ha dado fama y fortuna a la urbe más mexicana del orbe. Se trata de Salvador Flores Rivera a quien le dedicaremos una semana de blog, para abrir boca un artículo sobre la finura léxica de sus canciones, que constituyen un florilegio de la lengua chilanga.

Algunas canciones de Chava Flores y el albur como forma de la poesía popular

Por Luis Téllez Tejeda

A Luis Paniagua

¿Qué versos que calaran hondo

no venían,

de esos que nadie escribe,

que están escritos ya,

que inventan al poeta que los dice?

Fabio Morábito

El albur: lengua, comicidad y poder

Si hemos de definir al albur dentro de alguna de las funciones del lenguaje, esa es la poética pues constituye una forma extra cotidiana de expresión, con fines que van más allá de la mera comunicación sistemática y funcional, lo cual se logra trastocando las formas usuales de dicho lenguaje. Podemos ver, entonces, al albur como una forma de poesía.

El Diccionario de la Real Academia da cuenta de la doble significación que el hablante da a las palabras o a las frases para construir el albur, cuando define el término en una cuarta acepción, que se aclara es utilizada en México y República Dominicana como: “Juego de palabras de doble sentido.”[1] Expresando muy atinadamente a este fenómeno como un juego, pues es la diversión uno de los fines primordiales del albur, el otro y quizá el más importante para el alburero es la demostración de su poder a través del ingenio.

El juego del albur consiste principalmente en una competencia verbal de la que participan dos o más jugadores que deben contestar espontáneamente los retos lanzados por alguno de ellos, el ganador es quien logre dominar a sus contrincantes mediante una penetración sexual simbólica dada desde el lenguaje, a través de las oraciones polisémicas construidas durante el duelo.

La sexualidad como fuente de poder es el tema único del albur, el buen competidor debe ser capaz de formular frases que tengan una doble estructuración, que pasen desapercibidas para aquel que no conoce el argot alburero, que más que ser un inventario limitado de términos, frases y construcciones textuales es un complejo código en constante expansión y movimiento.

Tal código tiene además múltiples niveles de posibilidades creativas, desde la elaboración de símiles, hasta la formación de difíciles estructuras no ajenas a la retórica, en las que sin embargo es posible encontrar dos significados totalmente distintos: el meramente referencial y el alburero, es decir, aquel que está hablando de sexo.

Al ser un divertimento, el albur es por excelencia cómico, lo que nos revela en parte su esencia popular, en la que muchos ven un reapropiamiento del lenguaje por parte del pueblo para generar un dialecto secreto, propio, dentro del cual pueden recrearse, sentirse en libertad de hablar de sexo y gracias al cual se puede tener la posibilidad de dominar a otros. También por eso, el albur es predominantemente masculino pues la supremacía que se ejerce, aunque simbólica, es fálica.

Si la lengua la hacen los hablantes, el alburero la reconoce y recrea para generar risa. Y si, como escribe Sánchez Vázquez, “La comicidad […] pone de manifiesto la inconsistencia interna, la vacuidad o nulidad de un fenómeno, y con todo ello, su infundada pretensión de ser más importante de lo que en realidad es…”[2] hasta aquí la cita , el alburero expresa las contradicciones de una realidad que lo ha reprimido y le ha vedado tanto el sexo como el lenguaje, el cual ha conquistado creando un código en el que él es el vencedor ante quien no comprende la doble estructuración de su discurso.

Este fenómeno, por ser de creación humana, al extenderse comienza a gastarse y como bien apunta Helena Beristáin, una de las pocas académicas que se han acercado a esta manifestación, existe un “vocabulario hecho de «lugares comunes»”[3] que si bien constituyen un amplio corpus conocido e importante para el alburero, ya no representa mayor dificultad para él pues los significados de algunas frases y palabras se han ido transparentando por el uso generalizado sobre todo en la televisión. Así pues el alburero debe evitar tales voces para mantener su código alejado del entendimiento de cualquier persona.

El albur es, pues, un acto de creación, normado por una sintaxis alterna, en la que no importa tanto mantener una construcción convencional de frases sino emitir un mensaje, ya sea de ataque o defensa con respecto al sexo, escondido totalmente por un mensaje común que disfrace el verdadero sentido de lo que el hablante quiere decir.

Chava Flores: un poeta alburero

Por su espontaneidad, el albur, es difícil de registrar, generalmente surge en pulquerías, talleres mecánicos, construcciones e incluso en salones de clase de instrucción básica y en los pasillos universitarios. Los textos a los que aquí me referiré, no pertenecen precisamente al diálogo del que he hablado, son textos acabados, en los que el duelo verbal se da por hecho, la voz que los emite está dando, como supondría la competencia, muestra de su superioridad ante los demás. Dichos textos son canciones de Salvador Flores Rivera (1920 -1987), considerado el cronista musical de la Ciudad de México que con sus letras construyó verdaderos ejemplos del albur como una forma de poesía generada en la cultura popular.

El sentido más elemental y original de la poesía, al que nos remite su etimología poéisis es el referido a creación. El albur en sí mismo encierra la creación tanto de formas de expresión como de significados y discursos dados de una manera que si bien es cotidiana, pues el lenguaje que utiliza el alburero es aquel que tiene a su alcance y utiliza habitualmente, las formas que da a éste, los sentidos y significaciones que adquiere no son los de la expresión normativa y común del discurso unívoco y regular.

Chava Flores es un creador que recurre al albur porque lo conoce y domina, si bien puede escribir canciones narrativas sumamente claras en el uso de los significados como “Dos horas de balazos” o “El cumpleaños de Escolapia”. También se descubre como un experto en el uso de jergas específicas como en “Dominuá” donde habla en términos de jugador de dominó, “Pichicuás” en donde recrea el argot de los niños que juegan canicas o “Los pulques de Apán” en que repasa varios nombres para el pulque, los vasos para servirlo y los juegos de la pulquería.

Ya hablando de doble sentido, que no de albur, Flores es un experto y sutil autor, en su canción “La chilindrina” a excepción de verbos, conjunciones, preposiciones y algunas frases incidentales y adjetivas las palabras que utiliza son nombres de panes tradicionales:

Concha divina, preciosa chilindrina

de trenza pueblerina me gustas al- amar

ven dame un bísquet de siento en boca y lima

chamuco sin harina, pambazo de agua y sal

La otra semana te vi muy campechana

pero hoy en la mañana panqué me ibas a dar;

deja esos cuernos para otros polvorones

que sólo son picones de novia en un volcán.[4]

Otro ejemplo no muy claro lo constituye la famosa canción “El gato viudo”, en la que si no se pone atención, no pasa de ser una inocente letra que sin embargo, al presentar un elemento discordante en el campo semántico que maneja, da la posibilidad de una doble lectura.

La canción habla de un gato que lleva serenata a su amada gata, se escucha el monólogo del felino llorando el desamor, en la última estrofa el autor deja aparecer la siguiente frase, que cambia el sentido a la palabra gato: “Pero la indina se hace la remolona / pues dice la patrona que ya no dé jalón / y el pobre gato está pagando el pato…”[5]

Así, el gato y la gata que pensábamos mascotas de algún vecindario, se convierten ante la aparición de una patrona que ordena, en un mozo y la sirvienta de alguna casa.

Aparecerá este recurso a lo largo de múltiples canciones albureras de Chava Flores a las que un hablante poco versado en el albur, puede encontrar incluso inocentes, pues el grado de complejidad en su construcción hace de estas canciones auténticas estructuras de doble significado.

Dice Helena Beristáin que con el uso del albur en sus canciones Chava[6] hasta aquí la cita. Sin querer encontrar en la biografía de Flores las respuestas a su obra, me permito discrepar de la doctora Beristáin pues me parece que más que producto de un amor por la cultura popular, las canciones son producto de esta misma cultura, la de la cárcel, los talleres, los mercados y los barrios que conoció muy bien el autor. Flores: “evidencia amor por la cultura popular y un respeto por el atrevimiento de los desamparados y la maestría de los analfabetos que a su antojo instauran espacios públicos donde imponen su ley” Y también en gran medida, sus canciones albureras son parte del atrevimiento del que habla la doctora Beristáin.

Algunos recursos para la creación del albur en canciones de Chava Flores

Siempre festivas, las canciones en las que Flores utiliza el albur, aunque no se entienda el significado sexual oculto en las frases, invitan a la risa, al lado de lo sexual se incluyen declaraciones de amor, descripciones de personajes, inventarios culinarios y reclamos amorosos.

La construcción va más allá de la mera composición de canciones, hay una pretensión poética quizá inconsciente al igual que la utilización de figuras retóricas y tropos propios de la poesía, que si bien pueden ser usados por cualquier hablante en la cotidianidad, en estas letras hay la intención de crear y dejar testimonio del habla popular.

Uno de los recursos más frecuentes en la creación de las letras, es el calambur, este juego de palabras en donde las frases se asemejan por el sonido, se deshacen en aliteraciones para generar el sentido que el autor quiere dar a sus palabras y que por la forma sonora pueden pasar desapercibidas para quien escucha sin saber la intención del que canta. Hay en la obra de Chava Flores al menos tres canciones completas compuestas con este recurso: “Tomando te”, “Los frijoles de Anastacia” y “Herculano”.

En “Tomando té” hay un juego casi evidente con la utilización del té como terminación verbal aunque de entrada se refiera a la planta de la que se obtienen infusiones. Aunque en menor medida, el albur aparece en una forma un tanto inocente :

No quiero tomar café

porque el café quita el sueño

lo que quiero es tomar té

pues tomando té me duermo

Una vez que té tome

yo tan suave té encontre

que todo el tiempo quiero estar

tomando té, tomando té.[7]

“Los frijoles de Anastacia”, en la que el autor hace referencia a extraer excremento como una alusión a la penetración anal, el recurso es muy parecido por repetitivo y evidente sólo en el sonido, pues otra vez, quien no conozca el significado de “sacar frijoles” no comprenderá lo carnavalesco del texto:

Los frijoles de Anastacia

se los ha comido el gato.

-P´s ¿a cómo estamos?- P´s a cuatro

-¡P´s ah qué gato tan sacón![8]

Vemos cómo el autor utiliza varias frases para insertar al principio de cada una alguna forma del verbo sacar, disfrazada entre dos e incluso tres palabras: [losacomido], [p´sacomo] [p´sacuatro] [p´saque] [sacón] para reiterar no sólo el recurso, sino el significado, demostrando así un ingenio lírico que en el albur es necesario para ganar el duelo.

Sucede lo mismo en la letra de “Herculano”, en que hace mofa de los nombres que a veces se prestan a doble sentido, inventando algunos echando mano de la hipérbole, pues resultan una exageración no tan descabellada, basta dar una mirada al santoral o a la guía telefónica y encontrar apelativos como:

Justiniano, Ponciano, Luciano

son tres nombres de fin mal oliente;

sin embargo, la gente decente

teme más el llamarse Herculano

Ser un Próculo ya es un descaro,

pues no sale del círculo acedo

el que sale feliz es Expedo,

pero apesta a demonios y es raro.[9]

Así sigue la canción hasta que Herculano cambia su nombre por el de Profundo, lo que de por sí genera risa, aún más al reparar en las alusiones que se han hecho.

El poeta Francisco Hernández utiliza esta misma figura retórica en “B.B.”, un breve poema alburero que, por la forma en que utiliza el calambur, recuerda a las canciones de Chava Flores:

brigitte

bella brigitte

flotas casi desnuda por Saint- Tropez

con ardores de permanencia voluntaria

te pegas a los suelos

como un insecto a la luz

tu boca de mamá dora mis trigos

tu aliento me oscurece

pon tu mano de estrella en mi bragueta

siente latir mi corazón[10]

Otra forma en la que aparece el albur en estas canciones es haciendo inventarios, ya sea de los productos de una tienda, o de las cualidades de un personaje. En ambas, se genera una estructura alterna, donde los elementos nombrados pertenecen a un campo semántico específico e identificable por el público sin mayor problema, en estos casos, es el intérprete quien debe dar sentido con la entonación, ademanes, pausas, etc. a los dobles sentidos.

Rosario Castellanos en el Eterno Femenino dedica un interesante monólogo a practicar esta forma del albur al poner a una mujer a hablar sobre su relación marital en términos taurinos, logrando una crónica dominical sin mayor chiste si no es comprendida desde lo sexual:

Lupita: Ese noble burel, de gran alzada y trapío, abierto de pitones, soy yo, Lupita. Y no es que me guste presumir, pero cuando me comparo con otras… Con Mariquita la del 7, por ejemplo, que volvió viva al corral. O Carmen que después de varios pinchazos en el hueso tiene que ser rematada por los mozos de cuadrilla. Y me consta que lo que es por ellas no quedó. Buena casta, buen encierro. Se crecían al castigo. Pero se necesitaba el temple torero de mi Juan.

[…]

Pero tuvo que oír, para que negarlo, las llamadas del juez de plaza y, a veces, suspender la corrida programada a causa del mal tiempo. Pero aquí, pisando terreno propio, reverdecen sus laureles. Revoneras, verónicas, pases de rodillas, manoletinas…[11]

Así, vemos cómo dando sólo algunas pistas de la transgresión de la que está siendo objeto el lenguaje, la semántica de un texto se altera: sucede esto en las siguientes canciones. El autor toma como pretexto la descripción de un ambiente específico para dar un mensaje de doble sentido valiéndose de múltiples figuras retóricas.

“La tienda de mi pueblo” es la retrato de un expendio misceláneo en un pueblo, pero bien puede ser de un barrio, conserva por la temática una semejanza con el son jarocho “La tienda” sólo que éste despojado del albur, en ambos textos las letras inventarían los productos y hablan de las bondades del negocio con cierta jocosidad.

Veamos pues un fragmento de la canción de Chava Flores:

Tuve una tienda en mi pueblo, precioso lugar,

te vendía de un camote de Puebla a un milagro a san Buto,

pitos, pistolas pa´niños te hacía yo comprar,

pa´ tu cruda una panza, te inflaba una llanta al minuto.[12]

Descomponiendo la segunda frase tenemos el siguiente albur: “un camote sambuto” en franca alusión a la penetración con una reiteración fálica en la tercera frase, ligada a “sambuto pitos, pistolas”. El siguiente albur lo tenemos en “niños te hacía”, refiriéndose al producto de la penetración al igual que en “panza te inflaba”.

En “El chico temido de la vecindad”, Chava Flores nos presenta a un personaje de barrio, el caifán, el galán gandul, su presentación es exacta en un plano y totalmente alburera en otro:

Yo soy el chico temido de la vecindad, oh yeah,

soy el pelón encajoso que te hace llorar.

Me llamo José Boquitas

de la Corona y del Real;

yo soy del barrio el carita,

las chicas, los chicos me dan mi lugar.[13]

A lo largo de la canción, el autor se refiere en múltiples ocasiones al chico del que dice Eli de Gortari en su Silabario de Palabrejas: “En relación con el orificio de la vagina, que es el grande, el ano es el chico”[14]. Entonces, “el chico te mido”, es una forma de decir “te penetro”, al igual que “el pelón encajo(so)”. Para luego presumir que “las chicas los chicos me dan”.

En otro fragmento sigue:

Mi novia ya no es Virginia, Quintina, ni Paz;

ahora saco a Excrementina, la saco a pasear.

Es muy robusta de pecho;

A Prieto se la quité

es prima de Juan Derecho,

caifán de los huevos, huevos La Merce´[15]

Esta estrofa la empieza hablando de su novia, que no es Virginia, es decir, ya no es virgen, lo que afirma con los sinónimos “quinta” y “paz”. En la siguiente frase hace alusión a la penetración anal, “ahora saco a Excrementina”. Luego se refiere a las caricias que da a su novia “pecho aprieto” y las que recibe él de ella: “exprima de Juan Derecho” es decir “exprima el falo”. Para terminar la estrofa aludiendo el sexo oral: “huevos (es decir testículos) lame”.

Termina la canción con la siguiente estrofa:

Ya se va le chico temido, que ahí viene su tren

Cuida tu chico con vida. ¿Tu papá, ya bien?

Besitos a los pelones

y besitos por allá

que te atropelle de dicha

y te saque pedazos de felicidad.

A manera de despedida, el chico temido parece dejar buenos deseos, “cuida tu chico con vida” pero está pidiendo que “convida tu chico” y “tu papaya” que es una forma de designar a la vagina. Besitos a los pelones es otra invitación al sexo oral y termina con una última referencia a la penetración anal: “te saque pedazos (flatos)”.

Vemos pues una serie de temas principales en el albur, que remiten a la dominación sexual del macho hacia su interlocutor, independientemente de lo que esto implique psicológica, antropológica o sociológicamente, las formas de manifestarlo, que son el motivo de estudio de este trabajo, son sumamente creativas y expresan un conocimiento profundo del lenguaje, quizá empírico pero conocimiento al fin.

Gracias a tal conocimiento un sector amplio de la población, sobre todo de zonas urbanas, ha podido apropiarse de temas vedados pero sobre todo del lenguaje. Chava Flores es un ejemplo claro de ello, un personaje surgido en el pueblo al que le entrega sus historias de amor, sus crónicas de barrio, cuentos de hadas, corridos y también canciones en las que juega con la comicidad nacida de una profunda vena lírica que encuentra su origen en la cotidianidad.

Luis Téllez Tejeda

FFyL-UNAM Julio 2004

Bibliografía

Beristáin, Helena, “El albur” en Acta Poética, No. 20, México; Instituto de

Investigaciones Filológicas; UNAM, 2000, pp. 399-422.

______________, Diccionario de retórica y poética, 8ª ed., México; Porrúa, 2001.

______________,“La densidad figurada en el lenguaje alburero” en Logo. Revista

de Retórica y Teoría de la Comunicación, Año 1, No. 1, Salamanca, 2004,

pp. 53-60.

Castellanos, Rosario, El eterno femenino, México; FCE, 1975 (Colección Popular,

144).

de Gortari, Eli, Silabario de palabrejas, México; Plaza y Valdés, 1988.

Flores Rivera, Salvador, El cancionero de Chava Flores, México; Ageleste;

Gobierno del Distrito Federal, 1998.

Hernández, Francisco, Poesía reunida, México; Ediciones del Equilibrista; UNAM,

1996 (Poemas y ensayos).

Sánchez Vázquez, Adolfo, Invitación a la estética, México; Grijalbo, 1992

(Manuales y tratados).



[1] DRAE, 22 ed., www.rae.es, 30 de junio de 2004.

[2] Adoldfo Sánchez Vázquez, “Lo cómico” en Invitación a la estética, México; Grijalbo, 1992 (tratados y manuales) p. 230.

[3] Helena Beristáin, “El albur” en Acta Poética, No. 20, México; Instituto de Investigaciones Filológicas; UNAM, 2000, p. 401.

[4] Salvador Flores Rivera, El cancionero de Chava Flores, México; Ageleste; Gobierno del Distrito Federal, 1998, p. 181. Las cursivas son mías, indican las palabras que son nombres de pan.

[5] Salvador Flores Rivera, Íbidem, p. 111.

[6] Helena Beristáin, “La densidad figurada en el lenguaje alburero” en Logo. Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación, Año 1, No. 1, Salamanca, 2004, p. 59.

[7] Salvador Flores Rivera, Op cit p. 337.

[8] Ib. p.219.

[9] Ib. p 159.

[10] Francisco Hernández, Poesía reunida, México; Ediciones del Equilibrista; UNAM, 1996 (Poemas y ensayos) p. 62.

[11] Rosario Castellanos, El eterno femenino, México; FCE, 1975 (Colección Popular, 144) pp. 37-38.

[12] Salvador Flores Rivera, Op cit, p. 207

[13] Ib. 107

[14] Eli de Gortari, Silabario de palabrejas, México; Plaza y Valdés, 1988.

[15] Salvador Flores Rivera, Op cit, p. 107

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